Desde el juramento sobre la moribunda el país vive una gran polarización.
En la escala Richter 7,5 grados resultarían pocos. El gobierno empeñado en imponer
un modelo de producción alternativo al capitalismo, que promueve la economía
socialista o anarquista – camuflada de social – como instrumento de políticas
públicas. El sector privado y el tercer sector se apegan a sus principios y abogan
a la “Responsabilidad Social”.
La recuperación de la capacidad de diálogo pasa a ser la condición
primordial para la formulación de políticas públicas en pro de una auténtica
Economía Social (ES).
Así será posible establecer un mecanismo de aprovechamiento racional
de la renta petrolera; que permita disponer de ese ingreso adicional para apuntalar
el desarrollo y como instrumento anti crisis. Otros encontraron la solución al
mismo problema; primero, los holandeses – que nos legaron el nombre de la enfermedad causada por los ingentes recursos
petroleros – y luego los noruegos – que empezaron a exportar petróleo, sin enfermarse
–. Debemos retomar la advertencia de Pérez Alfonzo: “nos estamos hundiendo en el excremento del diablo”. Solo así podremos
repensar nuestro modelo productivo y el rol que, en este, debe jugar la ES.
Es indispensable salir de la discusión entrampada entre “capitalismo”
vs. “socialismo”, estudiar la forma de la trampa y entender la esencia del
“capital”. Las economías modernas superaron la división entre “sector privado” y
“sector público” – al primero las actividades comerciales, al segundo las sociales
– pues tales economías son “economías plurales”, que han logrado insertar las
dimensiones sociales en las actividades económicas y revalorizar el “mercado” como
el lugar de la negociación y de la democracia; pues en las economías modernas la negociación tiende a darse crecientemente
como gestión democrática.
La economía venezolana no es una “economía moderna” porque no es una
“economía plural”. El sector público tiene una posición hegemónica, tanto en la
generación del PIB como del empleo. Pero en Venezuela existen experiencias orientadas
con criterios modernizadores; la herramienta de experimentación y consolidación
es la “praxis”.
La sociedad es un
jardín, las empresas las flores y el estado
el jardinero; este debe preocuparse del conjunto para que las flores luzcan por
sí mismas, haciendo lucir el jardín. En síntesis, para la formulación de
políticas públicas en pro de la ES, abogamos por: "tanto mercado como sea posible, tanto estado como sea necesario y
tanta sociedad como sea deseable”.
Es necesario
generar espacios para trialogar y así construir los “operadores de transición” que permitirán la “operación de empotramiento” de la ES en el proyecto de país y echar las fundaciones de una “política pública para la cuestión de la Economía Social”; sin que
esta quede asfixiada en el ámbito restringido de la acción gubernamental: “la política”.