Prof. Oscar Bastidas Delgado (UCV).
@oscarbastidas25
Comúnmente, la cogestión se refiere a la participación de asalariados en todas o parte de las decisiones de gestión de una empresa sea ésta capitalista o estatal con lógica capitalista como las públicas venezolanas constituidas mediante procesos formales o expropiadas por el gobierno actual. Se basa en el reconocimiento mutuo del capital y del trabajo bajo el supuesto de que ninguno funciona sin el otro. Para que exista cogestión es necesario un poder efectivo de intervención de los trabajadores en las decisiones pudiendo ella ser total o parcial. Pero, en un sentido amplio, puede ser entendida como simplemente compartir la gestión, en ese caso comprendería la gestión compartida de un proceso o de una empresa por dos o varias empresas privadas, públicas o de economía social. En el mundo cooperativo la cogestión incluiría el primer sentido descrito en el caso de tenerse trabajadores asalariados, así como las opciones de alianzas, intercooperación e integración entre cooperativas, y entre cooperativas y otras empresas o sectores como municipios, PyMEs, etc. Ella toma impulso en la puesta en marcha de programas sociales.
Alemania basó su estrategia de desarrollo en la cogestión. En nuestro país, el actual gobierno
no consideró experiencias establecidas mediante la Ley Orgánica del
Trabajo que permitió la participación de trabajadores en las juntas
directivas de empresas públicas y, en una cadena de sucesivos fracasos,
desprestigió la cogestión confundiéndola con la participación accionaria
en más de una centena de casos, desde el 2001
cuando propuso la cogestión en tres azucareras: Pío Tamayo, Procamol y
Serteazuca. Los fracasos continuaron luego de un Aló Presidente de marzo
de 2003 cuando se habló de "cambiar el rancio capitalismo por la cogestión obrera"
y militantes oficialistas se desbocaron en propuestas de control
obrero, cogestión, autogestión y cooperativismo en empresas como
Venepal, Alcasa, Cadafe, y Telares Fénix, entre otras. Hubo ignorancia y
manipulación, el Estado capitalista t fiel representante del Socialismo
del S. XXI, se apropiaba del 51% de las acciones de la “empresas
cogestionadas” y dejaba el 49% a disminuidas cooperativas como Covinpa
en el caso de Venepal.
Por
el contrario, existen interesantes casos de voluntaria cogestión, no
tercerización, entre empresas y cooperativas que merecen especial
análisis, casos en lo que trabajadores- asociados discuten condiciones
de trabajo e ingresos de “tú a tu” con empresarios que reconocen el
valor del trabajo; cabe mencionar el trío Comeva, Coseva y Acoprobi, productoras de válvulas para la industria petrolera; y las cooperativas en alianzas con Venequip, representante de Caterpillar, y con Alcicla de Venezuela, empresa de reciclaje de aluminio.