Por Eduardo Matute, ex superintendente nacional de cooperativas
edmatute@gmail.com
En las estadísticas del sector cooperativo
costarricense, el cooperativismo escolar ocupa un lugar preponderante. Un total
de 141 unidades están funcionando en escuelas y liceos. Para el Estado, es
importante el desarrollo de estas cooperativas. Tanto en la ley de cooperativas
(http://bit.ly/OThglU) como en el reglamento
dictado al efecto por el Ministerio de Educación (http://bit.ly/NaYFmI)
el objetivo de estas entidades es primordialmente educativo, orientado para que
los estudiantes se familiaricen con las prácticas de ayuda mutua, a tomar sus
propias decisiones, a trabajar en equipo, a ser sociables, a ser respetuosos de
los derechos de otras personas constituyendo en definitiva un medio coadyuvante
a la formación integral de su personalidad. Adicionalmente a esta
finalidad, las cooperativas escolares se encuentran motivadas a trabajar en la
satisfacción de necesidades comunes a los estudiantes.
Desde la administración de los “lockers”
estudiantiles hasta el manejo de “sodas” (cantinas), los muchachos aprenden,
guiados por profesores y por la dirección del Ministerio de Educación creada
con ese fin, a gestionar una empresa en la cual la operación diaria, tiene que
ser complementada con aspectos de mercadeo, contabilidad y hasta finanzas. Es
un proceso de “aprender haciendo”.
Destaca, en este proceso de formación, destaca
Laboracoop, un esfuerzo del Cenecoop (el Centro de Capacitación del propio
sector cooperativo) destinado a colaborar con las cooperativas estudiantiles en
la formulación de proyectos sustentables que le posibiliten una estrategia de
desarrollo en el largo plazo. Mediante talleres “en campamento” y la segunda en
convenios con las entidades oficiales y los colegios cooperativos, se trabaja
con estudiantes fortaleciendo sus conocimientos y habilidades para su inserción
en el mundo laboral, al mismo tiempo que se estimula su espíritu emprendedor y
cooperativista.
Este desarrollo de cooperativas con más de 50
años de trabajo, ha consolidado unas premisas fundamentales: 1. Se debe mediar
el aprendizaje de los estudiantes respetando sus estilos, ritmos e intereses.
2. Los jóvenes tienen un potencial extraordinario de desarrollo, que aportan
ideas y que son capaces de realizar acciones que pueden beneficiar a todos. 3.
Es necesario que la juventud desarrolle habilidades, destrezas y valores tales
como el liderazgo, el trabajo en equipo, la colaboración, la solidaridad, la
toma de decisiones, la asociatividad y otros necesarios para vivir en una
sociedad pacífica y desarrollada. 4. Se
debe enfatizar y reflexionar acerca de la importancia de los valores y
principios cooperativos para la convivencia y el desarrollo de la empresa
cooperativa de práctica. 5. Las Cooperativas escolares tienen la posibilidad de
ser agentes de cambio en los procesos de aprendizaje, en la visión de futuro
que los jóvenes pueden tener y en la influencia que la juventud obtendrá en el futuro cercano en el desarrollo del
país.