Prof. David Esteller Ortega
estellerd@hotmail.com
Para lograr la
conjunción de la libertad y la igualdad en una sociedad justa, que
se podría llamar democracia socialista o socialismo democrático,
donde realmente el pueblo sea protagonista y beneficiario de sus
ejecutorias, uno de los mejores caminos es el cooperativismo, porque
es por naturaleza socialista y democrático. En este sentido es
provechoso leer “La República Cooperativa”, de Ernest Poisson, y
“La Doctrina Cooperativa”, de Paul Lambert.
Todos somos consumidores y
todos somos productores, directa o indirectamente. Alli están las
cooperativas de consumo y las cooperativas de producción, pero no
las constituidas por el interés político del tal socialismo del
siglo XXI, cuya mayoría fue un fracaso, que sólo sirvió para el
aprovechamiento de unos cuantos truhanes. Pero existen en nuestro
país cooperativas que son modelos para los desarrollos que se puedan
hacer en beneficio de lograr ocupación y educación para
desempleados, ingresos y mejores condiciones de vida para,
realmente, acabar con la pobreza, las desigualdades y las in
justicias.
No digo que el
cooperativismo sea el único camino para el socialismo o para la
democracia, pero si es una buena alternativa que el nuevo gobierno
que surja de las elecciones del 7 de octubre, debe tomar muy en
cuenta.