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ES&T - Economía Social y Transformación
Nuestra reflexión está centrada en la necesidad, urgente e importante, de pintar "el cambio que transforma"; y estamos seguros,
de que la Economía Social es parte de esa gran obra.

Oscar Bastidas Delgado, José R. Hernández, Iñaki Gainzarain, Nelson Freitez,
Carlos Molina Camacho, David Esteller Ortega, Eduardo Matute, Mario Fagiolo


jueves, 6 de septiembre de 2012

Elites, Rentismo Y Economía Social


Prof. Nelson Freitez  
nefreitez@yahoo.es

Hay quienes piensan que la crisis que vive la sociedad venezolana la ha generado fundamentalmente la élite que está hoy en el poder. Este grupo cívico-militar, a su vez, alcanzó el poder del Estado convenciendo a la mayoría que la crisis la había producido la élite que detentaba ese poder. Ambos grupos tienen en parte razón, la crisis guarda relación con la conducción del Estado; sobre todo con las orientaciones de política con las cuales el Estado ha promovido la economía y ha atendido las necesidades de nuestra población durante varias décadas.

 
Ambas élites coincidieron en utilizar la renta generada por la venta internacional del petróleo para generar aceleradamente empresas, nuevos grupos económicos y atender, clientelar y dadivosamente, las necesidades de poblaciones excluidas y empobrecidas. Ni lograron conformar empresas sostenibles, ni alcanzaron a disminuir significativamente la pobreza y la desigualdad social.
Si bien durante varias décadas se sobreprotegió a empresas subsidiadas bajo una burbuja estatal de dólares preferenciales y sistemas artificiales de costos y precios; ahora se les persigue para hacerlas quebrar y estatizar la economía buscando consolidar un sistema de dominación total. Es evidente, el fracaso de ambos esquemas rentistas de política pública. La renta petrolera es una ´palanca´ para mover la economía, que al usarla inadecuada y desmedidamente, termina asfixiando las iniciativas productivas de la población, y generando empresas artificiales, consumismo, corrupción e inflación.
En el marco de la crisis global de un sistema económico mundial anárquico, dominado por un puñado de grandes grupos económicos, nadie ya cuestiona la necesidad de la regulación estatal para preservar los tejidos productivos locales y nacionales. El dilema no es hoy entre Estado y Mercado. La búsqueda apunta al impulso diverso de las capacidades productivas locales, regionales y nacionales, en el contexto de un Estado que cumpla un rol de promotor, apoyo y adecuado regulador de tales procesos.
En la Economía Social, espacio de la sociedad en el que se  gestan y articulan múltiples iniciativas económicas de la población, bajo distintas formas de propiedad y asociación, podemos encontrar antídotos y alternativas al rentismo. Este no terminará de extinguirse hasta que no surjan miles de pequeñas y medianas empresas de diverso tipo que vayan construyendo un nuevo orden productivo y social, sostenible, organizado y equitativo. Una economía que basada en su productividad y equidad se haga autónoma y convierta en innecesario ese Estado rentista.