Por Saúl Jiménez
En el año 1991 iniciamos un trabajo de campo en el municipio Andrés Bello del estado Mérida con un grupo de productores de café que vieron mermados sus ingresos por la contracción económica que se estaba viviendo, y además por la mala administración que venían llevando las paccas, que para ese momento eran las únicas autorizadas por el Gobierno nacional para la recepción y comercialización del café venezolano, e igual pasaba con el cacao.
Producto de ello, algunas personas de dicho municipio se dirigieron a la Fundación Friedrich Naumann de Alemania buscando que se les prestara asesoramiento para salir adelante. Iniciamos un trabajo de reconocimiento de las realidades que estaban viviendo los productores: 1) Desmotivación para continuar la siembra del café. 2) Endeudados con las bodegas del pueblo. 3) Sin insumos agrícolas. 4) Niños abandonando o sin ir nunca a las escuelas. 5) Familia enferma. 6) Cafetales abandonados. 7) Analfabetismo y pare usted de contar.
Arrancamos con un plan de talleres, reuniones, visitas de fincas, y sobre todo ganarnos la confianza de los productores. Se logró crear un grupo más homogéneo de 18 pequeños caficultores que estaban dispuestos a realizar el esfuerzo de asistir a los talleres de formación organizativa, que les permitieran vislumbrar un futuro diferente. Se logró que ese grupo campesino inicial decidiera organizarse, decidiéndose por la forma cooperativa de producción. Así nació la Asociación Cooperativa de Producción Agrícola Orgánica "Quebrada Azul", con sede en la Aldea Quebrada Azul del municipio Andrés Bello del estado Mérida. No era fácil ir venciendo los tantos obstáculos que se iban presentando en el camino. La firmeza que ese pequeño grupo de hombres y mujeres tenía para enfrentar el futuro, permitió que se independizaran de la pacca.
Se inició todo el proceso de conversión de las fincas trabajadas con fungicidas y abonos químicos, hacia una agricultura orgánica, y partiendo de los recursos de las propias fincas, totalmente sustentable. Se involucró todo el grupo familiar en el trabajo de la finca, en mejores condiciones para la salud, y se fue viendo el cambio, de suelos totalmente estériles, y a plena exposición solar, a parcelas que progresivamente iban recuperando su capa vegetal, con coberturas de suelo y siembra de arbustos de ciclo corto como el tártago, cambur, etc. Se fue notando el cambio, iniciado con poco dinero y mucha alegría al saberse que el futuro se reflejaba promisorio. Siempre se decía "Dios proveerá", e iniciábamos actividades con una oración para que nos iluminara en el trabajo a iniciar.
Un buen día un amigo conversó en una pequeña torrefactora de Los Teques sobre la Cooperativa y se dio el contacto para que los productores de Mérida la visitaran y se vinieron 5 socios y los dos asesores a conversar con los dueños de la empresa familiar y fueron al comedor para reunirse. Luego de una conversación muy amena se logró colocar toda la cosecha, 140 sacos de 60 kg. c/u., y así salió la primera carga de café orgánico en transición.