Por Carlos Molina Camacho
Ex
Superintendente Nacional de Cooperativas /
Profesor UCV
El Dr. José Elías Thielen, extraordinario
educador de adultos, pionero del movimiento cooperativo que nació en Venezuela justo después de la dictadura perezjimenista, solía decir a sus alumnos que el mejor líder
cooperativista es aquel que en una reunión nadie se enteraba que era el líder,
pues no debía ser el que más hablara sino el que más suscitase las
intervenciones de los compañeros presentes.
De tal manera
que el auténtico líder cooperativista debía ser más bien un educador que un
simple dirigente de cooperativa. Desde
luego debe sentir un genuino deseo de ayudar a los demás a crecer como seres
humanos, y en ese propósito es esencial estimular la participación de la gente,
para que expresen sus opiniones, sus pareceres, sin cortapisa alguna. Así los compañeros van adquiriendo lo más
importante en la vida: confianza en sus propias posibilidades y
potencialidades.
El líder anti
cooperativo es aquel que para dar lustre a su ego habla y habla sin parar, como
si él fuese el único que puede tener ideas e inspiraciones. Le importan un
bledo los demás. En el fondo no quiere a nadie y sólo se preocupa por sí
mismo. Estos seres, en el caso que llegasen
a alcanzar puestos de dirección en el movimiento cooperativo, no han entendido
nada sobre los nobles ideales que animan
a los cooperativistas de todo el mundo.
Nosotros
perseguimos en realidad la forja de un nuevo tipo de ser humano: el hombre cooperativo. Plenamente
realizado en todas sus virtualidades.
Con respeto a todos los demás seres humanos, independientemente de sus
preferencias políticas, creencias religiosas, color de la piel, origen social o
lugar del planeta en donde haya visto la luz.
Este nuevo ser
humano con mentalidad planetaria debe sentirse hermano de todos los que
habitamos este globo terráqueo. Debe
haber tomado conciencia que es posible erigir una economía al servicio del
hombre y sus necesidades, y que no dependa de las ansias de poder o de lucro de
unos cuantos desalmados o de una burocracia omnipresente y todopoderosa.
Debe estar
presto a asumir sus obligaciones como
consumidor o usuario de bienes o servicios, dando vida a empresas sin fines
lucrativos y que permitan hacer llegar al pueblo lo que precisa para una vida
digna, a bajos precios y óptima calidad.
Debe laborar
con sus compañeros en empresas de producción que sean de propiedad colectiva,
en donde se hayan superado la explotación del hombre por el hombre y la
contaminación del ambiente por las empresas sin escrúpulos.
Ese debe ser el hombre cooperativo para una nueva sociedad auténticamente socialista, moderna y humanista: lo más cercano a
la utopía en este planeta lleno de tantas injusticias, guerras y
esclavitudes. Ese mundo es
posible. De nosotros depende su
creación.