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ES&T - Economía Social y Transformación
Nuestra reflexión está centrada en la necesidad, urgente e importante, de pintar "el cambio que transforma"; y estamos seguros,
de que la Economía Social es parte de esa gran obra.

Oscar Bastidas Delgado, José R. Hernández, Iñaki Gainzarain, Nelson Freitez,
Carlos Molina Camacho, David Esteller Ortega, Eduardo Matute, Mario Fagiolo


jueves, 22 de marzo de 2012

Lideres del movimiento Cooperativo

Por Carlos Molina Camacho
Ex Superintendente Nacional de Cooperativas /  Profesor UCV

El  Dr. José Elías Thielen, extraordinario educador de adultos, pionero del movimiento cooperativo que nació en Venezuela justo después de la dictadura perezjimenista, solía decir a sus alumnos que el mejor líder cooperativista es aquel que en una reunión nadie se enteraba que era el líder, pues no debía ser el que más hablara sino el que más suscitase las intervenciones de los compañeros presentes.


De tal manera que el auténtico líder cooperativista debía ser más bien un educador que un simple dirigente de cooperativa.  Desde luego debe sentir un genuino deseo de ayudar a los demás a crecer como seres humanos, y en ese propósito es esencial estimular la participación de la gente, para que expresen sus opiniones, sus pareceres, sin cortapisa alguna.  Así los compañeros van adquiriendo lo más importante en la vida:  confianza en sus propias posibilidades y potencialidades.

El líder anti cooperativo es aquel que para dar lustre a su ego habla y habla sin parar, como si él fuese el único que puede tener ideas e inspiraciones. Le importan un bledo los demás. En el fondo no quiere a nadie y sólo se preocupa por sí mismo.  Estos seres, en el caso que llegasen a alcanzar puestos de dirección en el movimiento cooperativo, no han entendido nada sobre los nobles ideales que  animan a los cooperativistas de todo el  mundo.

Nosotros perseguimos en realidad la forja de un nuevo tipo de ser humano: el hombre cooperativo. Plenamente realizado en todas sus virtualidades.  Con respeto a todos los demás seres humanos, independientemente de sus preferencias políticas, creencias religiosas, color de la piel, origen social o lugar del planeta en donde haya visto la luz.
Este nuevo ser humano con mentalidad planetaria debe sentirse hermano de todos los que habitamos este globo terráqueo.  Debe haber tomado conciencia que es posible erigir una economía al servicio del hombre y sus necesidades, y que no dependa de las ansias de poder o de lucro de unos cuantos desalmados o de una burocracia omnipresente y todopoderosa.
Debe estar presto a  asumir sus obligaciones como consumidor o usuario de bienes o servicios, dando vida a empresas sin fines lucrativos y que permitan hacer llegar al pueblo lo que precisa para una vida digna, a bajos precios y óptima calidad.
Debe laborar con sus compañeros en empresas de producción que sean de propiedad colectiva, en donde se hayan superado la explotación del hombre por el hombre y la contaminación del ambiente por las empresas sin escrúpulos.
Ese debe ser el hombre cooperativo para una nueva sociedad  auténticamente socialista, moderna y humanista: lo más cercano a la utopía en este planeta lleno de tantas injusticias, guerras y esclavitudes.   Ese mundo es posible.  De nosotros depende su creación.