Eduardo Matute
Mucho se conversa en estos días, sobre las contradicciones
entre los periodistas y la línea editorial y comercial de los empresarios de
medios. El caso de Globovisión es emblemático. Pero también sucede con medios
impresos. La Cadena Capriles, en proceso de transferencia, por la venta del
conglomerado, también entra en ese contexto de reflexión. En Costa Rica,
recientemente, el Grupo Nación (equiparable al Grupo Clarín en Argentina o a El
Nacional, en Venezuela), produjo una reestructuración editorial que supuso la
salida de 45 periodistas de su nómina.
Se asevera que son medios de interés público pero de decisiones privadas y en estos casos, los intereses de los propietarios de los medios de comunicación entran en contradicción con los de los periodistas, bien por razones políticas, económicas o de estrategia editorial. Para los medios de comunicación, el factor humano es fundamental en la construcción de la imagen y respaldo económico de la empresa. La contradicción capitalista entre los dueños y el factor trabajo se agiganta en este tipo de empresas, y más aún cuando no se tienen mecanismos participativos en el seno de ellas.
Del grupo de periodistas despedidos del Diario La Nación en
conjunto con otros colegas, surgió la idea de enfrentar el desempleo, a partir de 3 linderos: El uso de
los medios digitales, el acercamiento a las comunidades y una organización que
una a los propietarios de la empresa con
sus trabajadores. De las primeras conversaciones, ha ido tomando cuerpo, el
establecimiento de radios cantonales por internet bajo propiedad de una
cooperativa autogestionaria.
En Costa Rica la figura municipal regida por un alcalde es
llamada “cantón”. En el país, existen 81, de los cuales 24 se encuentran en el
Valle Central, formando parte del Area
Metropolitana de San José y de las otras 3 capitales de provincias, ubicadas en
ese espacio geográfico. Ese es el reto
inicial, trabajar en estas comunidades, para alcanzar una primera meta de 10
radioemisoras, dirigidas específicamente a oyentes de 10 cantones, soportadas
económicamente por el auspicio de empresas e instituciones locales, con una
programación que estimule la interacción directa de sus públicos. La inversión en este medio de comunicación es
considerada baja y financiable directamente por los socios que la adelantarán
inicialmente. Además, el acuerdo basado en la figura legal de una cooperativa
(llamadas de producción en Venezuela) tiene la lógica de incorporar a los
responsables directos en la marcha del negocio y no depender de capitales
extraños al grupo en sus decisiones. La cercanía geográfica de estos cantones,
permite una disminución en los costos fijos a partir de la instalación de las
emisoras en una sola edificación con espacios físicos comunes.
Ojalá ya se estén activando propuestas de este tipo en el
gremio periodístico venezolano. Es una respuesta posible ante los embates que
se están presentando en estos espacios.
@edmatute