Una resolución de la Asamblea General de la ONU, de diciembre del 2009, proclamó el año 2012 Año Internacional de las Cooperativas, con el voto de la gran mayoría de los gobiernos de los países miembros, entre ellos el de nuestro país, que se sumaron a la propuesta de un lejano país, Mongolia.
El texto de esa resolución (ver en www.aciamericas.coop) da cuenta de la importancia que para los organismos internacionales tiene un movimiento empresarial peculiar, en el que sus clientes y sus trabajadores son copropietarios de sus diferentes empresas. En palabras de su Secretario General, “Las cooperativas son un recordatorio a la comunidad internacional de que es posible perseguir, a la vez, la viabilidad económica y la responsabilidad social”.
El pasado lunes 31 de Octubre, cooperativistas procedentes de 52 países (con Venezuela ausente), realizaron en la sede de la ONU, el lanzamiento oficial del 2012, como el año internacional de las cooperativas. Se dijeron cuestiones importantes y trascendentales, que en este polarizado batallar diario en que está convertido nuestro país, han pasado por debajo de la mesa.
En relación con la crisis financiera mundial, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) sostuvo que las instituciones cooperativas financieras han seguido aumentando su base patrimonial durante los últimos 4 años. Por cierto, el área cooperativa financiera ha sido “olvidada” por nuestros legisladores desde hace décadas, que solo han creído en la lógica de empresas financieras capitalistas que maximizan sus ganancias, o en los bancos populistas del sector estatal, a los que cada cierto tiempo hay que reinyectarles el capital.
Las cifras presentadas por la Alianza Cooperativa Internacional, la primera entidad internacional no gubernamental reconocida por la ONU, dan cuenta de la existencia de más de 100 millones de trabajadores asociados en cooperativas, y de más de 1.000 millones de clientes - propietarios de cooperativas. Las 300 cooperativas más grandes en activos en su conjunto, forman hoy la 9ª economía del mundo. Entre esas grandes cooperativas hay varias latinoamericanas.
Mas allá de los datos que hablan de un movimiento empresarial fuerte, consolidado y competitivo como el Grupo Empresarial Mondragón en el País Vasco, o el Rabobank en los Países Bajos; o incipiente como las cooperativas de suministros y comercialización en China; o simplemente, una cooperativa en un pequeño pueblo de África, lo cierto es que desarrollar esta forma empresarial ayuda a construir un mundo mejor, basado en una relación fuerte y duradera entre sus socios-propietarios, que crea un sentido de propiedad, y favorece una apuesta continua a las prioridades de una empresa que les pertenece.
No hay país desarrollado que no tenga como soporte popular un fuerte sector cooperativo.