Artículo de Marino Alvarado Betancourt.
Coordinador de PROVEA*
Coordinador de PROVEA*
twitter: @marinoalvarado
La Red Internacional Social Watch de la cual forma parte Provea
publicó recientemente su Informe 2012: Desarrollo sustentable: El derecho a un
futuro. El informe cubre un análisis de 66 países.
Expresa la Red que en todas partes, las crecientes desigualdades
y la desregulación de las finanzas están despojando a la gente de lo que por
justicia le corresponde de los beneficios de la prosperidad mundial.
Nuestros niños y niñas heredarán la carga de la desforestación,
desertificación, pérdida de biodiversidad y del cambio climático. Frente a esta
situación la Red afirma que para revertir esta tendencia, la promesa de
dignidad universal que comportan los derechos humanos tiene que ser puesta en práctica
y los derechos de las futuras generaciones deben ser reconocidos y defendidos a
carta cabal.
A fin de monitorear las tendencias en materia de necesidades
insatisfechas en todo el mundo, Social Watch ha desarrollado un Índice de
Capacidades Básicas (ICB) que combina las tasas de mortalidad infantil, el
número de partos atendidos por personal especializado y las tasas de matricula
en la escuela primaria. Tomados en conjunto estos indicadores de bienestar
básico dan nociones de lo que debería ser considerado un “piso social mínimo”.
Sumados deberían llegar al 100%, lo que significa que ningún niño dejaría de
estar matriculado en la escuela, ninguna mujer debería dar a luz sin atención
profesional y ningún niño nacido vivo —o menos del 1%— debería morir antes de
su quinto cumpleaños, pues la causa principal de esas muertes evitables es la
malnutrición y la pobreza.
Los indicadores computados en el ICB son parte de metas
acordadas internacionalmente, que reflejan un piso social mínimo que debería
lograrse. Por debajo, hay un déficit de dignidad. La Carta de las Naciones
Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos tenían la meta de lograr
dignidad para todos y ese fue el compromiso que asumieron los líderes mundiales
en la Declaración del Milenio en el año 2000 en el Quincuagésimo quinto período
de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas.
Los jefes de Estado y de gobierno en esa oportunidad se
comprometieron a: “No escatimaremos
esfuerzos par a liberar a nuestros
semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones
abyectas y deshumanizadoras de la
pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de 1.000
millones de seres humanos.”
Pero el mundo está muy lejos de lograr estos objetivos básicos.
La razón evidente de este mal desempeño de los indicadores sociales es la
creciente desigualdad en el seno de los países, y entre ellos mismos.
Venezuela es
uno de los pocos países donde las desigualdades han disminuido en la última
década. En 1999 el índice de desigualdad en Venezuela
estaba en 0,49. El valor del índice para el promedio de la década 2000-2010
fue de 0.43. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Se mantienen
importantes índices de desigualdad y todavía la pobreza extrema abarca más del
7% de los hogares.
PROVEA: organización de derechos humanos, reconocida internacionalmente, y que ha venido desarrollando una labor importante en materia de vivienda, salud, y otros derechos fundamentales de los seres humanos.
PROVEA: organización de derechos humanos, reconocida internacionalmente, y que ha venido desarrollando una labor importante en materia de vivienda, salud, y otros derechos fundamentales de los seres humanos.