Por Iñaki Gainzarain
Este
escrito está hecho en honor a todos los niños y niñas que han sido
víctimas de esta crisis espantosa que vive nuestra sociedad enferma. En
el último mes hemos conocido las desgarradoras historias de varios niños
que han muerto por la acción de los padres y personas encargadas de
cuidarlos. Esto, simplemente es inaceptable. La crisis de valores de la
Venezuela de hoy, está acompañada de un gobierno muy rico, que se jacta
de ser la quinta esencia del humanismo del siglo 21. Hoy 24 de
diciembre, elevemos una solicitud amorosa al ser supremo: “no más niños
desgarrados por nuestra indiferencia”.
Diosito lindo, ¡no más angelitos tristes!
¿Diosito, que te hicimos diosito?
Nacimos como nacimos,
Pero diosito, así no te lo pedimos.
Somos muchos y de todos los colores,
los que hoy lloramos gotas rojas,
los que hoy solo sabemos de dolores.
Somos muchos con el alma hecha trocitos.
¿Diosito, que te hicimos diosito?
Nos dijeron que nuestra tarea era,
jugar y saltar bonito,
correr y llegar sucitos.
Nos dijeron que con nuestras caritas,
a todos teníamos que sacarle una sonrisita.